Paul Bunyan - James MacGillivray

En los primeros tiempos caminaban por estas tierras medioccidentales dos famosas criaturas de enorme tamaño.

La primera, un gigante leñador, portaba una camisa de cuadros rojizos de formidables proporciones y cargaba un hacha de igual magnitud. Su barba era tan tupida como un bosque y sus pies tan grandes como buques. Al nacer fue tan imponente que se necesitaron entre cinco y diecisiete cigüeñas para transportarlo (sus biógrafos no se ponen de acuerdo en el número); además, en apenas una semana ya usaba la ropa de su padre y durante su niñez se comía cuarenta tazones de avena sólo para calmar su apetito.

La segunda criatura, un inmenso buey con pelaje azulado, acompañaba al extraordinario leñador en sus aventuras. Las proezas de este animal no empequeñecían ante las de su compañero, pues, por ejemplo, cada vez que necesitaba herraduras era indispensable abrir una nueva mina para proveer la cantidad necesaria de hierro.

Entre las múltiples hazañas de este par están haber creado, entre otras cosas, los diez mil lagos de Minnesota a partir de sus huellas, el Gran Cañón arrastrando un hacha colosal, el lago Michigan sólo para saciar la sed del buey azul y la neblina de la costa oeste con el humo de la pipa del leñador. Este gigante llamado Paul, tenía algunos amigos, entre ellos siete leñadores quienes compartían el nombre Elmer, lo que facilitaba las cosas si se deseaba llamarlos en conjunto.

Paul y Babe —como se le conocía al fiel acompañante azul— pasaron por grandes calamidades, incluyendo años con dos inviernos, cuando el café se volvía hielo tan rápido que estaba caliente y sólido al mismo tiempo y las palabras se congelaban en el aire. Por cierto, cuando llegó la primavera un parloteo terrible se desencadenó por semanas.

Si bien nada se sabe del destino de este héroe, a él se le debe la existencia misma de la región del medio oeste, pues sus heroicas incursiones le permitieron a los primeros colonizadores sobrevivir, claro está, me refiero a los colonizadores europeos.

Después de disfrutar de su época de gloria en el siglo XIX, Paul Bunyan, Babe y sus historias han ido perdiendo popularidad en tiempos recientes, quizá por ser políticamente incorrectos en muchas ocasiones, porque las camisas de cuadros han pasado de moda o por las características multiculturales de los habitantes actuales de la zona, a quienes los semidioses de origen nórdico les parecen tan incomprensibles como las técnicas para talar un robledo.


Título: Paul Bunyan
Autor: James MacGillivray

Sinopsis:

Paul Bunyan es un gigantesco leñador que tiene un fiel amigo y compañero de igual tamaño: un buey azul. Entre sus múltiples hazañas se cuentan la creación de los diez mil lagos de Minnesota a partir de sus huellas, el Gran Cañón arrastrando un hacha colosal, el lago Michigan sólo para saciar la sed del buey azul y la neblina de la costa oeste americana con el humo de la pipa del leñador.


2 Opiniones

Aglarluin dijo...

Jejejee este personaje lo asocio a Homer Simpson. Pensé que se habían inventado la historia y veo que no.

4 de octubre de 2010, 22:14
Anónimo dijo...

muy bn

20 de junio de 2011, 0:35

¿Qué puntuación le darías? Da tu opinión y sabremos cuáles son los mejores cuentos de hadas de todos los tiempos.

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